El sexo anal es una práctica cada vez más común y aceptada, tanto entre parejas hetero como LGBTQ+. Si estás buscando nuevas formas de aumentar la intimidad y la excitación, el beso negro —también llamado rimming o anilingus— es una experiencia que puede ofrecer placer intenso y sensaciones totalmente distintas.
Se trata de estimular el ano con la boca: lamiendo, besando o usando la lengua con movimientos suaves o más intensos, según la comodidad y el deseo de ambos. Puede parecer un gran paso, sobre todo si es tu primera vez, pero con una buena preparación y comunicación, puede convertirse en una práctica favorita.
higiene: el paso más importante
Antes de explorar esta zona tan sensible, es fundamental asegurarse de que esté limpia. Esto no solo te dará tranquilidad, sino que también mejora la experiencia para quien da y recibe.
Tips:
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Intenta evacuar al menos una hora antes de la práctica.
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Puedes complementar con una ducha anal si deseas sentirte más segurx. No es obligatorio, pero muchas personas se sienten más confiadas haciéndolo.
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Lava la zona anal con agua tibia y un jabón suave.
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Si tú serás quien dé el beso, también es importante tener la boca limpia y considerar el uso de un protector bucal, como barreras de látex o condones cortados para sexo oral.
depilación (opcional y personal)
La depilación no es un requisito, pero si prefieres sentir la piel más suave o sin vellos, puedes hacerlo unas horas antes. Asegúrate de usar métodos que no irriten la piel y evita esta práctica si tienes heridas, cortaduras o la piel muy sensible.
lubricación: el toque extra
Aunque el beso negro es una práctica húmeda por sí misma, puede haber fricción. Añadir un poco de lubricante a base de agua o lubricantes comestibles con sabor puede mejorar la sensación, suavizar el contacto y hacerlo aún más placentero. Además, puede invitar a seguir explorando…
llegó el momento: relájate y disfruta
La clave para disfrutar está en la relajación y la comunicación. Si eres quien da el beso, comienza lentamente: estimula la zona perianal con besos suaves, movimientos circulares con la lengua, caricias, y poco a poco aumenta la intensidad según cómo reaccione tu pareja. No olvides involucrar otras zonas erógenas: acaricia los muslos, las nalgas, la espalda baja, o incluso el perineo. ¡El cuerpo entero puede vibrar!
Si eres quien recibe, respira profundo, relaja los músculos y déjate llevar. Puedes usar una almohada para elevar ligeramente la cadera, apoyar tus piernas o adoptar una postura que te resulte cómoda.
incluir los dedos (si ambos están de acuerdo)
Una vez estén en confianza, puedes acompañar la estimulación oral con un dedo lubricado, masajeando suavemente la entrada del ano. Esto puede intensificar el placer o prepararte para otras prácticas anales si así lo deseas.
higiene al finalizar
Una vez terminado el encuentro, es buena idea hacer una parada rápida en el baño para limpiar suavemente la zona. También es recomendable enjuagar la boca y, si usaron juguetes o barreras bucales, desecharlos o limpiarlos según el caso. ¡La higiene es parte del placer!
Recuerda: esta práctica es completamente opcional. Si no te llama la atención, no tienes por qué hacerla. Pero si sientes curiosidad, tómalo con calma, infórmate bien y crea un espacio íntimo de confianza y consentimiento mutuo. En El Cuarto Rosa, siempre decimos que el placer no tiene reglas, pero sí límites claros: respeto, consentimiento y autocuidado.
